Si entre las muchas verdades eliges una sola, y la persigues ciegamente, ella se convertirá en falsedad y tú en un fanático.
Riszard Kapuchinski
Salomón Lugo Colina
Secretario del Centro de Historia de Paraguaná
UN PASTOR EN APRIETOS
Hace dos semanas mientras sintonizaba la radio identifique el tono narrativo de un locutor que se disponía a contar un evento histórico; para ser breve, él se dispuso a reseñar las proezas de dos hermanos morochos y antagónicos ya uno era bueno y el otro malo. El morocho malo terminó incursionando una noche en la casa blanca y asesinando al presidente Lincoln, con los años el hijo de Lincoln salvó de morir ahogado a un hijo del morocho malo. El narrador era un pastor evangélico que se dirigía a su congregación convencida que todo lo que decía era verdad.
De lo antes descrito, la única veracidad histórica de este caso, es que en efecto, meses antes del asesinato de Lincoln el hermano mayor de su asesino salvó la vida de su hijo Robert Todd Lincoln en una estación de tren.
De este Pastor de fácil verbo y ligera documentación aprendí que en su deseo de impresionar a su grey, escogió el argumento del designio divino para poder explicar situaciones azarosas, como una sola verdad, la persiguió ciegamente, tanto que la convirtió en falsedad, para los que nos ocupamos de revisar la historia quedó como un fanático y su congregación quedó bien envainada.
Federación venezolana, la verdad elusiva
Algo así nos ha pasado a la mayoría de los venezolanos comunes, cuando pretendemos indagar sobre la historia patria y más específicamente con el período que abarca desde marzo de 1858 con la denominada guerra larga, guerra de 5 años o guerra federal, a pesar de ser un fenómeno¬ de crucial importancia para la comprensión de Venezuela, la Guerra Federal ha sido poco estudiada por la historiografía nacional.
Las verdades históricamente incontrovertibles sobre la guerra federal siguen siendo hoy material valioso y escaso, la Guerra Federal ha generado toda una mitología a su alrededor que ilustra la complejidad de los proble¬mas que planteó y aún hoy plantea.
Fuera de la importante obra de Don Lisandro Alvarado, Historia de la Revolución federal publicada por primera vez en 1909, es decir 51 años después de haberse iniciado los hechos que desencadenaron esta confrontación, la mayoría de los estudios sobre la Guerra Federal, se han centrado sobre sus aspectos puramente militares o sobre la figura de Ezequiel Zamora, la cual ha sido objeto de una polémica, aún no resuelta, acerca del carácter revolucionario o no de sus ideas y de su acción política.
Hoy día, la búsqueda de la certeza histórica en un entorno nacional socio políticamente polarizado, nos lleva forzosa y afortunadamente a escudriñar en la obra de historiadores tan disímiles en su ideario político como lo son Federico Brito Figueroa y Roberto J. Lovera de Sola.
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Algunas certezas
Así las cosas ¿en qué aspectos coinciden las posiciones encontradas sobre el proceso federal venezolano?, es decir ¿en qué aspectos no hay controversia y por lo tanto puede afirmarse que los arropa la indiscutida veracidad histórica?
Vamos a enumerarlos:
1. En lo político: una prolongación de la Guerra de Independencia en cuanto a los problemas de carácter social y político, dejados sin resolver por la Guerra de Independencia.
2. En lo Económico: los liberales aboga¬ban por un gobierno federalista como la estructura política más viable para mantener el control sobre su dominio regional. La guerra federal no modificó las estructuras de una sociedad agraria tradicional.
3. En lo historiográfico: aún no se ha estudiado suficientemente.
4. En lo demográfico: el saldo en vidas de la contienda no se ha podido determinar con precisión. Las estimaciones varían entre 150.000 y 200.000 muertos (sobre una población total de aproxi¬madamente 1.800.000 habitantes, o sea entre un 8% y un 11% de la población del país), aunque es necesario señalar que la malaria y las disenterías cobraron probablemente un número mucho mayor de víctimas que los combates propiamente dichos; además de la pérdida en vidas humanas. La Guerra Federal generó un importante proceso de movimiento de poblaciones, tanto por los combatien¬tes que desplazó dentro de los teatros de operaciones guerrilleras como por las migraciones que suscitó, par¬ticularmente desde los llanos de Barinas y Portuguesa hasta la zona andina.
La anarquía reinó en los años del a Guerra Federal, cuando los llanos centrales y el occidente del país se sumieron en la guerra de guerrillas y las epidemias
5. En lo ideológico: el debate en torno al federalismo nunca pasó de ser un intercambio ideológico entre las élites políticas del país.
6. En el plano militar, la Guerra Federal fue, esencial¬mente, una guerra de guerrillas que no involucró a todo el territorio venezolano, ésta se circunscribió a una contienda en la región llanera y centro occidental donde fueron hitos bélicos Santa Inés, Coplé y Buchivacoa. Por otra parte, regiones enteras como Guayana, Los Andes y Zulia quedaron excluidas del conflicto.
7. En el plano de los liderazgos nacionales, es indiscutible la coexistencia de dos figuras Falcón y Zamora que a la luz de 156 años de debates, podríamos conjeturar que han terminado siendo arquetipales. Arquetipal en el sentido de la identificación colectiva de los propósitos trascendentales que moldearon la lucha de ambos hombres, que no obstante estar en una misma facción, a la larga terminaron moldeando el antagonismo necesario que toda creación amerita.
Zamora vs Falcón o el antagonismo creativo
Ahora nos preguntamos ¿Zamora y Falcón son antagónicos? ¿existe algún consenso entre las figuras de Falcón y Zamora? En la naturaleza de este antagonismo tampoco hay consenso. Se ha dicho que Falcón fue un godo y Zamora un pobre campesino, ambas son mentiras, como la del morocho bueno y el morocho malo, ya que los dos fueron hijos de comerciantes.
Antagónicos quizá en su proceso formativo y en el estilo de proceder en la vida pública. La sagacidad y arrojo de Zamora es notable y contrasta frente a la ponderación de Falcón, lo que ubica a Zamora como un estratega militar y a Falcón como un estadista. Pudiera decirse entonces que la actuación de Falcón se asemeja al orden dentro del caos y la de Zamora se ajustaría al caos dentro del orden.
El ojo en la cerradura
Ante tanta imprecisión, ¿qué aspectos debe abordar la historiografía nacional? Se ha dicho que la vida privada de los hombres públicos es un buen indicador de sus motivaciones trascendentales y propósitos más íntimos, por lo que puede resultar un buen recurso para acercarnos a una verdad histórica el escudriñar en la vida familiar de estos hombres.
Mariscal Juan Crisóstomo Falcón Zavarce
Ambos fueron hombres casados pero en circunstancias afectivas muy disimiles; la vida conyugal de Falcón puede resumirse en la nostálgica aspiración del reposo en los brazos de Luisa Isabel, aquella joven buenamoza con quien no procreo descendencia alguna y que fue receptora de un hermoso archivo epistolar del que testimonia el profundo afecto que le rendía Juan Crisóstomo y con quien de acuerdo a lo expresado por el Dr. Luis Alfonso Bueno en su libro sobre el Mariscal Falcón llamado “Claroscuro de un héroe”, se casó casi clandestinamente en Jacuque en 1857, probablemente para evitar el bochornoso juicio público de, no obstante ser general de división y tener - en su momento- toda la figuración política dentro del movimiento federal, no tuvo como hermano mayor la suficiente fuerza viril para impedir que Zamora le hubiese “sacado” en 1856 a su hermana Estefanía, viuda reciente de José Benito Diez y con tres hijos pequeños huérfanos de padre.
General Ezequiel Zamora
El matrimonio de Zamora y Estefanía no fue íntimo, fue casi una ceremonia de Estado, se hizo en la Guaira oficiado por el arzobispo de Caracas Monseñor Guevara y Lira y el presidente Monagas como padrino. Se cuenta que el general Rafael Urdaneta sirvió de mediador y pacificador de ánimos.
¿Sería acaso Estefanía Falcón un botín de guerra obtenido en una emboscada familiar, tramada por el estratega de los lances sorpresivos llamado Ezequiel Zamora?, ¿O quizá fue una pieza estabilizadora dentro del ajedrez político de la época? Las respuestas que hoy pudiéramos ofrecer a estas preguntas, caerían en el terreno de las conjeturas.
Lo cierto es que tres años -1860- después volvería a quedar viuda y sin procrear hijos de Zamora. Y sobre el atentado de San Carlos todavía se continuará escribiendo.
A modo de conclusión
No nos conformemos pues ante evaluar la historia patria con una sola verdad, porque corremos el riesgo de terminar defendiendo una realidad plana y sin matices; la historia de la humanidad tiene una montaña de evidencias sobre las euforias psicóticas que llevaron a los pueblos a adorar falsos ídolos que llevó a convertirlos en fanáticos, tomemos de la gesta federal los valores del coraje y la tenacidad de sus actores, tomemos su espíritu de logro, desechemos el saldo negativo que representó la lucha fratricida que no lo hace para la patria digna de imitación en ningún tiempo, sobre todo para los jóvenes.
Retomemos de la Gesta Federal el espíritu de respeto a las libertades ciudadanas del Decreto de Garantías promulgado el 18 de agosto de 1863 por el presidente Juan Crisóstomo Falcón, el cual destaca el hecho de considerar a la libertad individual como presupuesto necesario de lo jurídico y, por consiguiente, como legitimación de la necesidad de poner límites al poder político.
Esto lo convierte en un rasgo definitivo del talante humanista de su creador, que contribuyó a crear una conciencia social venezolanista en torno al principio de la libertad de los particulares convertidos en ciudadanos a quienes se considera como ejes de la convivencia republicana, moldeando entonces una realidad jurídica mediante la cual se protege el uso de un derecho individual frente a la injerencia arbitraria de terceros, en especial del propio Estado.
Como fruto de los ideales pregonados durante la Guerra Federal, el Decreto de Garantías dispuso la promulgación y la custodia de principios a través de los cuales se permitiría el libre juego de las opiniones, partiendo de los derechos innatos de los ciudadanos.
Placa conmemorativa del Decreto de Garantías en la Plaza Mariscal Juan Crisóstomo Falcón de Jadacaquiva, Paraguaná, estado Falcón
Entre ellos lo que el documento denomina "libertad natural"; es decir, la posibilidad de cada individuo de ejecutar acciones que no perjudicaran a los demás, como fundar un periódico, promover asociaciones pacíficas, asistir al templo de su preferencia, sea cual fuere su orientación religiosa, crear industrias y moverse sin trabas por el territorio nacional.
La "libertad natural" debía contar con la protección del Poder Judicial, a cuyos miembros correspondería en adelante el resguardo de los siguientes principios esenciales para la república: el derecho a la vida, el derecho de propiedad, el derecho al sufragio, la inviolabilidad del hogar doméstico, el respeto de la correspondencia y de documentos privados y la seguridad individual.
Aclamado por federales y centrales, por liberales y godos, por ricos y pobres, el Decreto se convirtió - gracias a la lucidez política del Mariscal Falcón - en parte esencial de la Constitución de 1864 y trasladada sucesivamente a todas las 15 constituciones aprobadas para la República, a partir de ese año, incluyendo la de 1999, cuyo texto le concedió, por su apego a valores esenciales de la civilización universal, de carácter permanente e inviolable.
Muchas Gracias
Tabe, Paraguaná, 20 de Febrero de 2015
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Fuentes de Consultas:
ARRAIZ ANTONIO, Los días de la Ira. Las Guerras Civiles en Venezuela. 1830-1903, Vadell Hermanos 1991.
BRITO FIGUEROA, FEDERICO, Tiempos de Ezequiel Zamora, Caracas 1981
FUNDACIÓN POLAR, Diccionario de Historia de Venezuela, 2011.
GARCÍA PONCE GUILLERMO, Las armas en la Guerra Federal, Caracas1968
LOVERA DE SOLA, ROBERTO El verdadero Ezequiel Zamora. http://analitica.com/opinion/opinion-nacional/el-verdadero-ezequiel-zamora/
PINP ITURRIETA, ELÍAS, Adiós al Decreto de Garantías. http://www.eluniversal.com/2009/07/18/opi_art_adios-al-decreto-de_1474515