viernes, 20 de abril de 2012

Reseña económica de Punto Fijo

Douglas Játem Villa

Luego que Harold Foss, según cuenta Alí Brett Martínez en "Aquella Paraguaná", demostró a unos empleados de lo que llegó a ser la Mene Grande Oil Company, las ventajas que reunía Paraguaná como localización para sus actividades, se inició un proceso económico que culminó con la cons­trucción de las refinerías Cardón y Amuay, las cuales inician su producción en 1949 y 1950 respectivamente, generándose, desde los días de la cons­trucción de las plantas, un flujo muy fuerte de inmigrantes desde otras partes de Venezuela y de otros países, quienes vinieron a establecerse y vivir con sus familiares, lo que originó la formación de una colectividad estable, con rápido crecimiento poblacional y cierta diversificación económica.



Se puede decir entonces, que fue durante la segunda mitad del pasado siglo XX, cuando se desarrolló la economía de Punto Fijo, no obstante que, como se sabe, los trabajos de instalación y operación de la Mene Grande tuvo un fortísimo impacto para esa fecha, hasta el punto que determinaron el surgimiento de esta ciudad.



A partir de los años iniciales de la década de los 50, surge y crece la ciudad de los trabajadores petroleros que pudieron lograr la "carta" que les permite, a las 6 de la mañana, montarse en el bus que los lleva a las refine­rías y que les dan las insustituibles tarjetas del comisariato; de los pescadores que cambiaron el cayuco y la canoa por el barco de arrastre, de recorrido pesquero mucho mayor en el tiempo y en el espacio y de efectos sobre la reserva de recursos marinos que deben controlarse; de las vendedoras de las tiendas de las avenidas Colombia y Bolívar, de valiosas organizaciones educacionales, culturales, empresariales y comunitarias en general, como las universidades, el Ateneo de Punto Fijo, la Orquesta Sinfónica Juvenil y otras; pero también de los frustrados proyectos, Zona Franca Industrial de Paraguaná y Astillero de Los Taques y de la novedosa y esperanzadora zona libre de inversión turística de Paraguaná: y, finalmente, del narcotráfico, el juego, el licor y la prostitución.



Desde el origen de Punto Fijo, se ha reconocido su excesiva depen­dencia económica del petróleo, razón por la cual, aparte de procurarse la natural modificación municipal para adaptarla a la nueva estructura económica y poblacional que originó la creación del Distrito Carirubana, se gestaron el desarrollo de proyectos de gran potencial, los cuales lamentablemente fracasaron como consecuencia del modelo centralista de desenvolvimiento del país, de la partidocracia y de la falta de fuerza local para administrarlos debidamente. Todos estos factores, sobre todo el citado en último término, pueden seguir ejerciendo su negativa influencia sobre el desenvolvimiento de la colectividad de Punto Fijo y de Paraguaná en general.



Fue el caso de la Zona Franca Industrial de Paraguaná, creada me­diante el decreto 1.307 del 6 de junio de 1973 y que inició operaciones a fines de 1978, lo que significó en realidad, una respuesta politiquera del Gobierno nacional a la solicitud de creación del puerto libre.



La falta de interés y simpatía por parte del ejecutivo, permitió el grave error de que se manejara como otro aparato clientelista y que se pretendiera que desde ésta se pudieran vender, libremente, bienes al mercado nacional. Las organizaciones de Paraguaná realizaron grandes esfuerzos a mediados de los años 80. Se logró cierto respaldo gubernamental en materia de reglamentación y de régimen cambiario, pero lamentablemente, esto se tradujo en una vía utilizada por algunos falsos empresarios para defraudar al fisco con exportaciones ficticias, algo que también se registró en el ámbito de otras actividades económicas.



Posteriormente, se entró en una paralización, la cual se trató de enfrentar con el traspaso de competencias por parte de FONDUR a la gobernación de Falcón, lo que no logró modificar la situación y se regresó de nuevo al predominio institucional por parte de FONDUR. Como resultado, después de un inicio esperanzador, fue condenada al fracaso y hoy día, al cabo de 28 años de creada y casi 23 de operaciones, lo que este proyecto le ha aportado al país y a la región, puede calificarse de negativo y hace ampliamente recomen­dable su privatización.



Fue el caso del Astillero de Los Taques, que para fines de los años 70 del pasado siglo, significaba diversificación y crecimiento económico, algo muy necesario, pero cuya ejecución fue negada por el Gobierno a fines de 1979, lo que originó una fuerte reacción de protestas de diversa índole, lo que incluyó el viaje a Caracas de una comisión representativa de la comu­nidad, designada en un candente foro realizado en el Ateneo de Punto Fijo, con la finalidad de denunciar la situación a través de los medios de comunicación y de entrevistarse con el ministro de la Secretaría de la Presidencia de la República y con los directivos del Fondo de Inversiones de Venezuela.



En definitiva, el Gobierno rectificó su decisión y se acometió la construcción del astillero, pero en forma politiquera fue redimensionado, limitando su impacto económico y fue encomendado al mismo modelo clientelar que tanto daño ha causado al país. Posteriormente fue privatizado y hoy constituye una importante capacidad de producción ociosa, en con­diciones que exigen la debida consideración y sobre todo su recuperación para la economía nacional.



En el campo de la necesaria diversificación económica, en Paraguaná se ha continuado permanentemente la lucha por concretarla, especialmen­te en la forma de desarrollo turístico y así se pueden destacar los siguientes hechos. A partir de 1990 se impulsó una campaña para promover el desarrollo turístico de Paraguaná, destacándose la realización entre el 24 de febrero y el 3 de marzo de ese año, la realización del foro turístico Paraguaná Siglo XXI, el cual concluyó solicitando la conversión de Paraguaná en zona franca turística y tuvo importantes repercusiones sobre el desarrollo de El Pico.



En relación con la playa El Pico, se puede reseñar que desde 1981 se planteó al Gobierno, en todas sus instancias, el análisis de una situación que se traducía en contaminación ambiental, restricción del acceso a la playa, violaciones a la Ley de Navegación y otros problemas. Entre 1985 y 1990 se realizaron largos estudios y análisis que permitieron la elaboración de un programa de recuperación y desarrollo armónico que posibilitaba la utili­zación libre de la playa, e incluía la dotación de instalaciones de servicios de balneario público y promovía y estimulaba el desarrollo de proyectos tu­rísticos y recreacionales, aparte de prever la dotación de parcelas de terre­no a cada familia cuya construcción en la playa hubiese sido demolida.





Lamentablemente la ineficiencia del Gobierno, siempre prepotente, se registró una vez más y se tuvo que esperar hasta el 11 de junio de 1998 para que se formalizara la propiedad, por las familias correspondientes, de las 11 hectáreas que les fueron donadas y hasta el 1 de febrero de 1999 para que se iniciaran los trabajos de construcción de las primeras 40 nuevas casas. Sin embargo, ahora se puede esperar que en El Pico se concrete, dentro del desarrollo de la zona libre de inversión turística, el gran poten­cial para el progreso que siempre se le reconoció.



Luego, se puede citar que el 14 de agosto de 1991 el Bloque Parla­mentario Falconiano presentó a consideración del Gobierno nacional, un proyecto para crear la autoridad única de área para el desarrollo turístico en Paraguaná. En tercer término, se registra el proyecto Zona Libre de Producción Ampliada de Paraguaná, ZOLIPA, financiado por MINDUR y presentado por la fundación Orinoquia, el cual, alcanzó respaldo total de la colectividad y motivó otra iniciativa del Bloque Parlamentario Falconiano en el sentido de modificar la Ley de zonas francas para posibilitar el desarrollo de este proyecto, gestión que se estancó al concluir el período constitucional 1989-1994.


 

Hoy día, al cabo de más de 40 años en procura del puerto libre, pasando por la ya referida zona franca industrial de Paraguaná y por las otras iniciativas reseñadas, se encuentra en proceso de desarrollo la Zona Libre de Inversión Turística de Paraguaná, la cual constituye una vía deter­minante para la tan buscada diversificación económica. Fue fruto de las gestiones realizadas por la gobernación del Estado Falcón y el Bloque Parlamentario Falconiano, en respuesta a la larga lucha de la colectividad paraguanera.


 

Hoy se debe tener presente que las experiencias demuestran que la participación de la comunidad es obligada y fundamental para concretar el desarrollo exitoso de este instrumento, por encima de la mucha o poca voluntad de apoyo, que pueda tener del Gobierno. Sin la gestión de la colectividad, el desarrollo necesario no será posible, porque ella es esencial para que se concreten inversiones potenciales, para alcanzar las decisiones y acciones que se requieren de parte del Gobierno, incluyendo sobre todo, las referidas a la construcción de la infraestructura de apoyo a la inversión turística y a las condiciones bajo las cuales las empresas locales realizan sus operaciones de importación y pago de impuestos bajo régimen de zona libre y para crear un clima atractivo y hospitalario al turista nacional e internacional.



En esta última dirección, es necesario que se mantenga el trabajo comunitario a favor del desarrollo de dos importantes proyectos recreacionales y turísticos, como son el Parque Central de Punto Fijo, aco­metido en 1988 y paralizado desde entonces y el Parque Laguna de Guaranao, iniciado en 1991 y también paralizado.



Además de reseñar los esfuerzos para diversificar la economía local e independizarla de la refinación petrolera, se deben registrar las importan­tes inversiones que se realizaron, a principios de los años 80 y 90, para adecuar las refinerías Amuay y Cardón, por un lado, a las inescapables exigencias que imponían los requerimientos ambientales en nuestro país y en el mercado extranjero de las exportaciones petroleras, especialmente en los Estados Unidos y por otro lado, a la continua disminución de las reservas de petróleo liviano y mediano en el Lago de Maracaibo, lo que obligaba a nuestras refinerías a procesar mayormente, crudo pesado. Se hizo necesario modificar estas plantas.



Así, se ejecutaron los proyectos MPRA en los años 80 y PARC en los 90. En ambos casos se realizaron cuantiosas inversiones, que rondaron los 3.000 millones de dólares en el último caso y se generaron ingentes volúmenes de empleo, pero también se produjeron negativos impactos sociales y ambientales considerables.



La experiencia vivida con el MPRA hizo que se procurara evitar estos efectos negativos en la oportunidad en que se desarrolló el proyecto PARC, pero a pesar de todas las gestiones realizadas, incluyendo las diligencias de carácter parlamentario, PDVSA y el Gobierno no dieron a Paraguaná la prioridad y la atención debida y no se pudo impedir las consecuencias indeseables. Debe señalarse el contraste entre esta actitud y la que tuvieron la empresa petrolera y el Gobierno cuando entre 1985 y 1987 se construyó la Planta de tratamiento de aguas servidas de Punto Fijo.



También debe registrarse cierto esfuerzo que se ha hecho para pro­curar diversificar la industrialización de hidrocarburos en Paraguaná, de manera que se procesen importantes corrientes de gases que liberan las refinerías en forma de subproductos y que pueden servir de materia prima a plantas industriales. A fines de 1989, la Cámara de Comercio e Industria de Paraguaná, presidida por José López Seijo, con la cooperación de otras organizaciones locales y de entes oficiales, organizó las jornadas sobre industrialización de hidrocarburos, en las cuales se promovió esta vía in­dustrial, de la cual se puede decir que aunque no se ha concretado, ha permitido ya la actividad de algunas plantas.



Con apoyo en una investigación realizada por quien suscribe hace unos 20 años (FUNDAFALCÓN: Estructura Económica Urbana de Coro, Punto Fijo y Cumarebo), se puede tratar de cuantificar la economía de Punto Fijo, del eje Punta Cardón - Los Taques, es decir, el área metropolitana de Punto Fijo. Se encuentra que desde el punto de vista de producción, se puede calificar de secundaria o industrial, por cuanto este grupo de actividades, refinación petrolera fundamentalmente y en pequeña medida, el procesamiento de productos marinos, genera un PIB, o valor agregado, de unos 2,8 billones de bolívares, derivados de una producción total de 5,6 billones de bolívares. Se puede estimar que esta generación de ingresos por estas actividades, constituye entre 75% y 80% del ingreso total de la zona, el cual se puede estimar, en consecuencia, en alrededor de 3,5 billones de bolívares, derivados de una producción total de unos 6,5 billones de bolívares.



Obviamente, dentro de éstos totales, descuella la participación de la refinación petrolera, pero también debe destacarse que es evidente que la mayor parte de este valor agregado no se revierte a nuestra economía, sino que es transferido al centro de PDVSA como parte de la corriente de fon­dos que circula dentro de esta empresa, permaneciendo en el ámbito local, sólo lo correspondiente al pago de sueldos y salarios, las contrataciones de obras y servicios y compras de materiales y servicios industriales, renglones que en el 2000 alcanzaron los totales de 109,185 y 143 millardos de bolívares respectivamente, para totalizar un impacto sobre la economía local de 437 millardos de bolívares, cifra insignificante en relación con el total de las operaciones.



Por otra parte, se debe registrar que esta actividad prácticamente no tiene relación con otras actividades de la economía local, aunque, como ya se dijo, hace unos 6 años se inició la instalación de algunas plantas dedica­das a procesar corrientes de productos derivadas de la refinación de petróleo.



Sin embargo, desde el punto de vista de la generación de empleos, la economía de Punto Fijo se debe calificar de terciaria, ya que este sector genera más de 70% del empleo total, especialmente a través del comercio y los servicios, a pesar que sólo contribuye con cerca de 10% de las ventas locales.



Otro rasgo interesante es, el elevado peso que ejercen las exportacio­nes dentro de la economía de Punto Fijo, como ya se mostró, el predominio de la actividad petrolera y de su escasa integración con el resto de la economía. Si se agregan las exportaciones de productos marinos, se tiene que las exportaciones aportan 75% del ingreso total generado en Punto Fijo. Sin embargo, también debe registrarse el alto volumen de importa­ciones que debe realizar esta economía, principalmente del resto del país y del mundo, estimándose que se importa alrededor de 90% del volumen de ventas, que se explica claramente por la escasa integración técnica ya descrita.



Resulta importante dar un vistazo a la economía del resto de Paraguaná, la cual, muestra naturalmente, la presencia de la tradicional actividad agropecuaria, aunque casi totalmente disminuida como consecuencia del impacto petrolero que ocasionó el desplazamiento de una buena parte de la población, tal como ocurrió en casi toda Venezuela, anteriormente dedi­cada a esta actividad primaria.



Es interesante observar que para 1950 la producción agropecuaria se sustentaba en la actividad de los propietarios de las unidades de producción, ya que según el censo agropecuario de ese año, éstos constituían 75% del total de productores. El renglón principal, hasta que decayó, fue el ajonjolí. Hoy día, como consecuencia del proyecto Paraguaná Zona Libre de Plagas, se realizan importantes esfuerzos para consolidar la producción y exportación de patilla, melón y otras cucurbitáceas.



 La producción gana­dera ha sido casi totalmente del tipo caprino, afectada naturalmente por la escasez de lluvia y últimamente por el abigeato. En las últimas décadas se dio un importante desarrollo de la avicultura, especialmente en la zona comprendida entre Moruy y Pueblo Nuevo, aunque recientemente ha decaído. La producción pesquera artesanal, que fue importante para el sostenimiento de la población, casi ha sido abandonada. La producción de sal, que ha llegado a generar unas 40.000 toneladas y que por su tecno­logía artesanal ha sido importante en materia de generación de empleos, incluida dentro del proceso de privatización y concesiones, que lamenta­blemente, como consecuencia de variadas irregularidades y confrontacio­nes, no rindió los beneficios esperados.



Hoy debe estar muy claro que las posibilidades de crecimiento económico y por ende de bienestar para el futuro, descansan en la potencialidad del turismo y la recreación, sobre todo, durante el relativamente corto tiempo en el cual Paraguaná podrá disfrutar de su condición de zona libre de inversión turística, o incluso de Puerto Libre si lográra­mos alcanzarlo. Sin embargo, esta potencialidad no será concretada si nuestra colectividad no reacciona y se organiza para ser la protagonista de este desarrollo.



Más allá, debemos aprovechar al máximo las ventajas que significa la estratégica localización geográfica con relación al comercio en general, también para el intercambio financiero y tecnológico y por su­puesto, la base económica que todavía seguirá siendo la refinación petro­lera y la pesca.