Douglas Játem Villa
Luego que Harold Foss, según cuenta Alí
Brett Martínez en "Aquella Paraguaná", demostró a unos empleados de
lo que llegó a ser la Mene Grande Oil Company, las ventajas que reunía
Paraguaná como localización para sus actividades, se inició un proceso
económico que culminó con la construcción de las refinerías Cardón y Amuay,
las cuales inician su producción en 1949 y 1950 respectivamente, generándose,
desde los días de la construcción de las plantas, un flujo muy fuerte de
inmigrantes desde otras partes de Venezuela y de otros países, quienes vinieron
a establecerse y vivir con sus familiares, lo que originó la formación de una
colectividad estable, con rápido crecimiento poblacional y cierta
diversificación económica.
Se puede decir entonces, que fue durante la segunda mitad del pasado
siglo XX, cuando se desarrolló la economía de Punto Fijo, no obstante que, como
se sabe, los trabajos de instalación y operación de la Mene Grande tuvo un
fortísimo impacto para esa fecha, hasta el punto que determinaron el
surgimiento de esta ciudad.
A partir de los años iniciales de la
década de los 50, surge y crece la ciudad de los trabajadores petroleros que
pudieron lograr la "carta" que les permite, a las 6 de la mañana, montarse
en el bus que los lleva a las refinerías y que les dan las insustituibles
tarjetas del comisariato; de los pescadores que cambiaron el cayuco y la canoa
por el barco de arrastre, de recorrido pesquero mucho mayor en el tiempo y en
el espacio y de efectos sobre la reserva de recursos marinos que deben
controlarse; de las vendedoras de las tiendas de las avenidas Colombia y
Bolívar, de valiosas organizaciones educacionales, culturales, empresariales y
comunitarias en general, como las universidades, el Ateneo de Punto Fijo, la
Orquesta Sinfónica Juvenil y otras; pero también de los frustrados proyectos, Zona Franca
Industrial de Paraguaná y Astillero de Los Taques y de la novedosa y esperanzadora
zona libre de inversión turística de Paraguaná: y, finalmente, del
narcotráfico, el juego, el licor y la prostitución.
Desde el origen de Punto Fijo, se ha
reconocido su excesiva dependencia económica del petróleo, razón por la cual,
aparte de procurarse la natural modificación municipal para adaptarla a la
nueva estructura económica y poblacional que originó la creación del Distrito
Carirubana, se gestaron el desarrollo de proyectos de gran potencial, los
cuales lamentablemente fracasaron como consecuencia del modelo centralista de
desenvolvimiento del país, de la partidocracia y de la falta de fuerza local
para administrarlos debidamente. Todos estos factores, sobre todo el citado en
último término, pueden seguir ejerciendo su negativa influencia sobre el
desenvolvimiento de la colectividad de Punto Fijo y de Paraguaná en general.
Fue el caso de la Zona Franca Industrial
de Paraguaná, creada mediante el decreto 1.307 del 6 de junio de 1973 y que
inició operaciones a fines de 1978, lo que significó en realidad, una respuesta
politiquera del Gobierno nacional a la solicitud de creación del puerto libre.
La falta de interés y simpatía por parte
del ejecutivo, permitió el grave error de que se manejara como otro aparato
clientelista y que se pretendiera que desde ésta se pudieran vender,
libremente, bienes al mercado nacional. Las organizaciones de Paraguaná
realizaron grandes esfuerzos a mediados de los años 80. Se logró cierto
respaldo gubernamental en materia de reglamentación y de régimen cambiario,
pero lamentablemente, esto se tradujo en una vía utilizada por algunos falsos
empresarios para defraudar al fisco con exportaciones ficticias, algo que
también se registró en el ámbito de otras actividades económicas.
Posteriormente, se entró en una
paralización, la cual se trató de enfrentar con el traspaso de competencias por
parte de FONDUR a la gobernación de Falcón, lo que no logró modificar la
situación y se regresó de nuevo al predominio institucional por parte de
FONDUR. Como resultado, después de un inicio esperanzador, fue condenada al
fracaso y hoy día, al cabo de 28 años de creada y casi 23 de operaciones, lo
que este proyecto le ha aportado al país y a la región, puede calificarse de
negativo y hace ampliamente recomendable su privatización.
Fue el caso del Astillero de Los Taques,
que para fines de los años 70 del pasado siglo, significaba diversificación y
crecimiento económico, algo muy necesario, pero cuya ejecución fue negada por
el Gobierno a fines de 1979, lo que originó una fuerte reacción de protestas de
diversa índole, lo que incluyó el viaje a Caracas de una comisión
representativa de la comunidad, designada en un candente foro realizado en el
Ateneo de Punto Fijo, con la finalidad de denunciar la situación a través de
los medios de comunicación y de entrevistarse con el ministro de la Secretaría
de la Presidencia de la República y con los directivos del Fondo de Inversiones
de Venezuela.
En definitiva, el Gobierno rectificó su
decisión y se acometió la construcción del astillero, pero en forma politiquera
fue redimensionado, limitando su impacto económico y fue encomendado al mismo
modelo clientelar que tanto daño ha causado al país. Posteriormente fue
privatizado y hoy constituye una importante capacidad de producción ociosa, en
condiciones que exigen la debida consideración y sobre todo su recuperación
para la economía nacional.
En el campo de la necesaria
diversificación económica, en Paraguaná se ha continuado permanentemente la
lucha por concretarla, especialmente en la forma de desarrollo turístico y así
se pueden destacar los siguientes hechos. A partir de 1990 se impulsó una
campaña para promover el desarrollo turístico de Paraguaná, destacándose la
realización entre el 24 de febrero y el 3 de marzo de ese año, la realización
del foro turístico Paraguaná Siglo XXI, el cual concluyó solicitando la
conversión de Paraguaná en zona franca turística y tuvo importantes
repercusiones sobre el desarrollo de El Pico.
En relación con la playa El Pico, se
puede reseñar que desde 1981 se planteó al Gobierno, en todas sus instancias,
el análisis de una situación que se traducía en contaminación ambiental,
restricción del acceso a la playa, violaciones a la Ley de Navegación y otros
problemas. Entre 1985 y 1990 se realizaron largos estudios y análisis que
permitieron la elaboración de un programa de recuperación y desarrollo armónico
que posibilitaba la utilización libre de la playa, e incluía la dotación de
instalaciones de servicios de balneario público y promovía y estimulaba el desarrollo
de proyectos turísticos y recreacionales, aparte de prever la dotación de
parcelas de terreno a cada familia cuya construcción en la playa hubiese sido
demolida.
Lamentablemente la ineficiencia del
Gobierno, siempre prepotente, se registró una vez más y se tuvo que esperar hasta el 11 de junio de
1998 para que se formalizara la propiedad, por las familias correspondientes,
de las 11 hectáreas que les fueron donadas y hasta el 1 de febrero de 1999 para
que se iniciaran los trabajos de construcción de las primeras 40 nuevas casas.
Sin embargo, ahora se puede esperar que en El Pico se concrete, dentro del
desarrollo de la zona libre de inversión turística, el gran potencial para el
progreso que siempre se le reconoció.
Luego, se puede citar que el 14 de agosto
de 1991 el Bloque Parlamentario Falconiano presentó a consideración del
Gobierno nacional, un proyecto para crear la autoridad única de área para el
desarrollo turístico en Paraguaná. En tercer término, se registra el proyecto
Zona Libre de Producción Ampliada de Paraguaná, ZOLIPA, financiado por MINDUR y
presentado por la fundación Orinoquia, el cual, alcanzó respaldo total de la
colectividad y motivó otra iniciativa del Bloque Parlamentario Falconiano en el
sentido de modificar la Ley de zonas francas para posibilitar el desarrollo de
este proyecto, gestión que se estancó al concluir el período constitucional
1989-1994.
Hoy día, al cabo de más de 40 años en
procura del puerto libre, pasando por la ya referida zona franca industrial de
Paraguaná y por las otras iniciativas reseñadas, se encuentra en proceso de
desarrollo la Zona Libre de Inversión Turística de Paraguaná, la cual
constituye una vía determinante para la tan buscada diversificación económica.
Fue fruto de las gestiones realizadas por la gobernación del Estado Falcón y el
Bloque Parlamentario Falconiano, en respuesta a la larga lucha de la
colectividad paraguanera.
Hoy se debe tener presente que las
experiencias demuestran que la participación de la comunidad es obligada y
fundamental para concretar el desarrollo exitoso de este instrumento, por
encima de la mucha o poca voluntad de apoyo, que pueda tener del Gobierno. Sin
la gestión de la colectividad, el desarrollo necesario no será posible, porque
ella es esencial para que se concreten inversiones potenciales, para alcanzar
las decisiones y acciones que se requieren de parte del Gobierno, incluyendo
sobre todo, las referidas a la construcción de la infraestructura de apoyo a la
inversión turística y a las condiciones bajo las cuales las empresas locales
realizan sus operaciones de importación y pago de impuestos bajo régimen de
zona libre y para crear un clima atractivo y hospitalario al turista nacional e
internacional.
En esta última dirección, es necesario
que se mantenga el trabajo comunitario a favor del desarrollo de dos
importantes proyectos recreacionales y turísticos, como son el Parque Central
de Punto Fijo, acometido en 1988 y paralizado desde entonces y el Parque
Laguna de Guaranao, iniciado en 1991 y también paralizado.
Además de reseñar los esfuerzos para
diversificar la economía local e independizarla de la refinación petrolera, se
deben registrar las importantes inversiones que se realizaron, a principios de
los años 80 y 90, para adecuar las refinerías Amuay y Cardón, por un lado, a
las inescapables exigencias que imponían los requerimientos ambientales en
nuestro país y en el mercado extranjero de las exportaciones petroleras,
especialmente en los Estados Unidos y por otro lado, a la continua disminución
de las reservas de petróleo liviano y mediano en el Lago de Maracaibo, lo que
obligaba a nuestras refinerías a procesar mayormente, crudo pesado. Se hizo
necesario modificar estas plantas.
Así, se ejecutaron los proyectos MPRA en
los años 80 y PARC en los 90. En ambos casos se realizaron cuantiosas
inversiones, que rondaron los 3.000 millones de dólares en el último caso y se
generaron ingentes volúmenes de empleo, pero también se produjeron negativos
impactos sociales y ambientales considerables.
La experiencia vivida con el MPRA hizo
que se procurara evitar estos efectos negativos en la oportunidad en que se
desarrolló el proyecto PARC, pero a pesar de todas las gestiones realizadas,
incluyendo las diligencias de carácter parlamentario, PDVSA y el Gobierno no
dieron a Paraguaná la prioridad y la atención debida y no se pudo impedir las
consecuencias indeseables. Debe señalarse el contraste entre esta actitud y la
que tuvieron la empresa petrolera y el Gobierno cuando entre 1985 y 1987 se
construyó la Planta de tratamiento de aguas servidas de Punto Fijo.
También debe registrarse cierto esfuerzo
que se ha hecho para procurar diversificar la industrialización de
hidrocarburos en Paraguaná, de manera que se procesen importantes corrientes de
gases que liberan las refinerías en forma de subproductos y que pueden servir
de materia prima a plantas industriales. A fines de 1989, la Cámara de Comercio
e Industria de Paraguaná, presidida por José López Seijo, con la cooperación de
otras organizaciones locales y de entes oficiales, organizó las jornadas sobre
industrialización de hidrocarburos, en las cuales se promovió esta vía industrial,
de la cual se puede decir que aunque no se ha concretado, ha permitido ya la
actividad de algunas plantas.
Con apoyo en una investigación realizada
por quien suscribe hace unos 20 años (FUNDAFALCÓN: Estructura Económica Urbana
de Coro, Punto Fijo y Cumarebo), se puede tratar de cuantificar la economía de
Punto Fijo, del eje Punta Cardón - Los Taques, es decir, el área metropolitana
de Punto Fijo. Se encuentra que desde el punto de vista de producción, se puede
calificar de secundaria o industrial, por cuanto este grupo de actividades,
refinación petrolera fundamentalmente y en pequeña medida, el procesamiento de
productos marinos, genera un PIB, o valor agregado, de unos 2,8 billones de
bolívares, derivados de una producción total de 5,6 billones de bolívares. Se
puede estimar que esta generación de ingresos por estas actividades, constituye
entre 75% y 80% del ingreso total de la zona, el cual se puede estimar, en
consecuencia, en alrededor de 3,5 billones de bolívares, derivados de una
producción total de unos 6,5 billones de bolívares.
Obviamente, dentro de éstos totales, descuella
la participación de la refinación petrolera, pero también debe destacarse que
es evidente que la mayor parte de este valor agregado no se revierte a nuestra
economía, sino que es transferido al centro de PDVSA como parte de la corriente
de fondos que circula dentro de esta empresa, permaneciendo en el ámbito
local, sólo lo correspondiente al pago de sueldos y salarios, las
contrataciones de obras y servicios y compras de materiales y servicios
industriales, renglones que en el 2000 alcanzaron los totales de 109,185 y 143
millardos de bolívares respectivamente, para totalizar un impacto sobre la
economía local de 437 millardos de bolívares, cifra insignificante en relación
con el total de las operaciones.
Por otra parte, se debe registrar que
esta actividad prácticamente no tiene relación con otras actividades de la
economía local, aunque, como ya se dijo, hace unos 6 años se inició la
instalación de algunas plantas dedicadas a procesar corrientes de productos
derivadas de la refinación de petróleo.
Sin embargo, desde el punto de vista de
la generación de empleos, la economía de Punto Fijo se debe calificar de
terciaria, ya que este sector genera más de 70% del empleo total, especialmente
a través del comercio y los servicios, a pesar que sólo contribuye con cerca de
10% de las ventas locales.
Otro rasgo interesante es, el elevado
peso que ejercen las exportaciones dentro de la economía de Punto Fijo, como
ya se mostró, el predominio de la actividad petrolera y de su escasa
integración con el resto de la economía. Si se agregan las exportaciones de
productos marinos, se tiene que las exportaciones aportan 75% del ingreso total
generado en Punto Fijo. Sin embargo, también debe registrarse el alto volumen
de importaciones que debe realizar esta economía, principalmente del resto del
país y del mundo, estimándose que se importa alrededor de 90% del volumen de
ventas, que se explica claramente por la escasa integración técnica ya
descrita.
Resulta importante dar un vistazo a la
economía del resto de Paraguaná, la cual, muestra naturalmente, la presencia de
la tradicional actividad agropecuaria, aunque casi totalmente disminuida como
consecuencia del impacto petrolero que ocasionó el desplazamiento de una buena
parte de la población, tal como ocurrió en casi toda Venezuela, anteriormente
dedicada a esta actividad primaria.
Es interesante observar que para 1950 la
producción agropecuaria se sustentaba en la actividad de los propietarios de
las unidades de producción, ya que según el censo agropecuario de ese año,
éstos constituían 75% del total de productores. El renglón principal, hasta que
decayó, fue el ajonjolí. Hoy día, como consecuencia del proyecto Paraguaná Zona
Libre de Plagas, se realizan importantes esfuerzos para consolidar la
producción y exportación de patilla, melón y otras cucurbitáceas.
La
producción ganadera ha sido casi totalmente del tipo caprino, afectada
naturalmente por la escasez de lluvia y últimamente por el abigeato. En las
últimas décadas se dio un importante desarrollo de la avicultura, especialmente
en la zona comprendida entre Moruy y Pueblo Nuevo, aunque recientemente ha
decaído. La producción pesquera artesanal, que fue importante para el
sostenimiento de la población, casi ha sido abandonada. La producción de sal,
que ha llegado a generar unas 40.000 toneladas y que por su tecnología
artesanal ha sido importante en materia de generación de empleos, incluida
dentro del proceso de privatización y concesiones, que lamentablemente, como
consecuencia de variadas irregularidades y confrontaciones, no rindió los
beneficios esperados.
Hoy debe estar muy claro que las
posibilidades de crecimiento económico y por ende de bienestar para el futuro,
descansan en la potencialidad del turismo y la recreación, sobre todo, durante
el relativamente corto tiempo en el cual Paraguaná podrá disfrutar de su
condición de zona libre de inversión turística, o incluso de Puerto Libre si
lográramos alcanzarlo. Sin embargo, esta potencialidad no será concretada si
nuestra colectividad no reacciona y se organiza para ser la protagonista de
este desarrollo.
Más allá, debemos aprovechar al máximo
las ventajas que significa la estratégica localización geográfica con relación
al comercio en general, también para el intercambio financiero y tecnológico y
por supuesto, la base económica que todavía seguirá siendo la refinación petrolera
y la pesca.