miércoles, 27 de noviembre de 2013

Albaceas, custodios o Jadacaquiva en la silenciosa custodia de lo sagrado.


Albaceas y custodios 

Jesús David Aular García guarda en su aparente fragilidad una reciedumbre indómita; esa cualidad que para él a veces la ha considerado una adversidad, generó - gracias a su tozudez - frutos en su querido pueblo natal que desde la visita del Obispo Mariano Martí en 1773, se decía que estaba ya acostumbrado a las sequías del tiempo y del espíritu.

Desde el día en que a Aular García se le metió entre ceja y ceja que debía rescatar el patrimonio religioso de Jadacaquiva, población enclavada en la zona  centro oeste de la Península de Paraguaná, no hubo tregua ni descanso para ver convertida en realidad el Museo Diocesano de Inmaculada Concepción de Jadacaquiva.

El apoyo a esta idea fue irrestricta, y a la amorosa vigilancia que por mas de sesenta años le brindó y aun brindan las hermanas Caldera, se le sumó el ímpetu renovador del joven Aular, seguido por otros de sus contemporáneos parroquianos empeñados en preservar el patrimonio religioso celosamente guardado en el templo Inmaculada Concepción de Jadacaquiva, pero - hasta ese momento – desprovisto tanto de la necesaria memoria histórica, como de protección física institucionalizada que lo liberara de posibles expolios.

Silenciosa custodia de lo sagrado

No debe ser sencillo cuidar lo sagrado, más aun sí sobre el valor espiritual de un objeto revestido de fe, también recae un incalculable valor material. Las hermanas Caldera por mucho tiempo asumieron la tarea de velar por la iglesia de su pueblo y concientes de su responsabilidad, también guardaron celosamente una pieza que ejemplifica con creces ambos valores. Hoy esa responsabilidad la lleva la Dirección del Museo Diocesano.

Dicha pieza, es una custodia dorada, con forma de sol bordeado por 39 rayos, siendo el rayo vértice un crucifijo que sirve de remate. Está soportado por una peana cilíndrica y abovedada del que se desprende un astil formado por seis esferas superpuestas que van reduciéndose progresivamente de tamaño hasta llegar a la custodia misma. Su origen aun no se ha determinado, pero al parecer data de la misma época en que se construyó el templo (1747), fecha a partir de la cual la fe y la querencia dieron inicio a esta historia.


Custodia de la Iglesia Inmaculada Concepción de Jadacaquiva


¿Qué es una custodia?
Custodia, también llamada ostensorio u ostensorium (del latín ostentāre, "mostrar"). En el culto católico, es la pieza de oro o de otro metal precioso, donde se coloca la hostia, después de consagrada, para adoración de los fieles. (1)
Sus formas son distintas, pero una de las más comunes a partir del siglo XVI son las que tienen forma de sol radiante. Como el ostentado por la custodia de la Iglesia Inmaculada Concepción de Jadacaquiva,  la cual se presume data desde los orígenes del templo en 1747. Esta pieza es de oro y para el momento en que se hizo este reportaje había sido trasladada a una casa de orfebrería en Maracaibo para efectuarle trabajos de mantenimiento y restauración.

La custodia en la liturgia católica
 El culto a la Eucaristía es uno de los más importantes para la Fé católica, debido a su profundo significado simbólico, pues encarna la Resurrección y la presencia real de Cristo en la Hostia consagrada. La exaltación más grande de la Eucaristía la ha hecho la Iglesia a partir de la Celebración de la Fiesta del Corpus Christi. El elemento principal de la fiesta era por supuesto la Custodia. Claro ejemplo del sentido que el Barroco dio a este tipo de celebraciones en donde el arte era utilizado para hacer una permanente ofrenda a Dios a través de los frutos de la naturaleza (2).

Las Custodias de Sol en la teología y en la mitología
A diferencia de las grandes Custodias españolas del Renacimiento, cuyas magistrales formas arquitectónicas las relacionan con las catedrales góticas, comienzan a aparecer a mediados del siglo XVI, las Custodias de Sol, llamadas así debido a su forma. Un elegante astil que brota de una peana, sostiene un radiante sol, rodeado de rayos. No se sabe con exactitud las razones para modificar un estilo de tanta tradición. Es probable que tenga implicaciones teológicas e ideológicas, relacionadas con los procesos de evangelización. No hay duda de que ciertos sectores de la Iglesia católica, especialmente los Jesuítas, insistieron en la identificación de Cristo con el Sol de justicia, Sol de la Rectitud. Como entre las tradiciones indígenas se encontraba la de la adoración al sol, es probable que no haya sido para ellos tan difícil aceptar esta alegoría cristiana de tan marcada similitud con sus antiguas creencias.


Vista parcial frontal



Ahora bien, para el caso de la custodia de la Iglesia de Jadacaquiva, la distribución de las esferas a lo largo de la peana, pudiera tratarse de una alegoría de los 6 planetas de la antigüedad que eran y son visibles a simple vista, es decir la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus,  Saturno y finalmente el Sol. 

El culto solar es de una universalidad innegable que comprende como hemos visto, a las culturas precolombinas. Tanto la Fiesta del Dios-Sol entre los Incas, llamado Inti-Raimi, como la de Osiris o la de Atis, se celebraban en el Equinoccio de primavera, es decir a comienzos del mes de junio. Por su parte, en la Iglesia Cristiana, la Fiesta del Corpus Christi, también es una celebración del mes de junio, dado que tiene lugar el jueves, después de la Dominica i de Pentecostés. También así como al 25 de Diciembre se le considera como la fecha del nacimiento de Cristo, los antiguos celebraban la Natividad de Mitra o la de la Diosa Celestial a la que los semitas llamaron Virgen Celeste, pues ese día era el señalado como el de la "Natividad del Sol", ya que a partir de él, los días..."comenzaban a alargarse, acrecentándose su poder desde ese momento crítico”. (3)


Fuentes de consulta: 

 (2) De la Maza, Francisco, Cinco cartas barrocas desde Madrid en Cuadernos Americanos, vol 99, Madrid, 1958, pág. 178. 


 (3) Frazer, James, La Rama Dorada, Magia y Religión, FCE, México, 1993, págs. 41 2-418.


Elaborado por:

Salomón Lugo C
Pasante UNICA - Coro
Foto: Jesús Aular G.